Poemas
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30/06/2025 00:00

En la milicia
Rainer Pimstein **
Ignacio y René se conocieron pagando el servicio militar a la Nación. El objetivo era que, al menos, supieran manejar las armas en caso de ataque externo proveniente de otro país, o de un ataque interno en caso de la sublevación de algún grupo disidente al gobierno.
Eran dos Escuelas militares vecinas, la Escuela de Caballería y la Escuela de Mecanizados. La Escuela de Caballería tenía pocos caballos en sus caballerizas, todos altos y de buena estampa, destinados más a laequitación que a ser utilizados en batallas a caballo. Habían 2 canchas de entrenamiento, una para aprender a montar, otra con vallas y obstáculos para las prácticas de equitación.
La Escuela de Mecanizados tenía alrededor de 30 tanques, unos pocos buenos, los otros en reparación. Las instalaciones de la Escuela de Mecanizados eran mayores que las de la Escuela de Caballería, ya que estaban destinadas a una mayor cantidad de personal. Ignacio y René fueron asignados a la Escuela de Mecanizados. En cuanto al funcionamiento de la Escuela, todos los días, debían ser seleccionados 6 conscriptos para hacer la guardia en la entrada de la Escuela; las guardias se iniciaban a las 6 de la mañana del presente día y se terminaban a las 6 de la
mañana del día siguiente. También se seleccionaba conscriptos para las guardias de los fines de semanas.
Los conscriptos debían acostarse a las 9 pm o por causa extraordinaria justificada, a las 10 pm. En el dormitorio había generalmente un cabo instructor, que debía mantener el orden en el recinto, ya que algunos conscriptos se ponían a conversar y no dejaban dormir al resto. Como el salón era largo, el cabo se paseaba por el pasillo central, pero cuando llegaba a un extremo sentía que alguien conversaba o cuchicheaba por el extremo opuesto. Los castigos eran severos, pero daban resultado. El que fuera sorprendido hablando a la hora de dormir, debía dar 2 vueltas al patio cargando el colchón al hombro.
La hora de Levantada era a las 5 am, con o sin sueño. La levantada era rápida y en 3 tiempos: tiempo 1; ponerse la camisa y las medias; tiempo 2; ponerse los pantalones; tiempo 3: ponerse las botas.Los que llegaran atrasados al patio, debían pagar penitencia, que era dar 2 vueltas al patio, al trote. Lo normal era hacer gimnasia de 5 a 7 de la mañana, que consistía en: mover brazos y piernas, hacer flexiones, hacer carreras y volver. A las 7 había que lavarse, peinarse, hacer la cama y dirigirse al comedor a desayunar a las 7.30 am.
El desayuno era un tazón de café con leche y un pan con mortadela o dulce de membrillo. Después de desayunar había que lavar el tazón, ponerlo en su sitio y prepararse para la próxima actividad. Desde las 8 am. hasta las 10 am. había clases sobre el uso de armas. Ya se habían repartido los fusiles, pero sin balas. El aprendizaje era para: desarmarlo, limpiarlo, engrasarlo y volverlo a armar.De 10 am hasta las 12 am había ejercicio con los oficiales, todos eran buena gente que tomaban su trabajo como una rutina a cumplir, excepto uno que era bajito y acomplejado y quería hacerse notar a como diera lugar y exigía un ejercicio tras otro, y al que se equivocaba lo castigaba, pero con exceso;haga 20 flexiones, haga 30 tiburones, de 10 vueltas al patio, eran castigos comunes.
Debido a esa situación, todos los conscriptos le agarraron odio y comenzaron a vacilarlo y le preguntaban: como dijo mi teniente, obligándolo a explicar los ejercicios y repetir las órdenes. El ambiente con ese oficial era muy conflictivo y un día que le saco el jugo a todos los conscriptos, obligándolos a hacer ejercicios toda la mañana sin descanso, evidentemente estaba bravo; y cuando todos llegaron con hambre, a almorzar, agarro la escoba y revolvió la comida con ella. Por supuesto, nadie comió. Se supone que algún oficial de mayor grado se entero de lo que había pasado y le jalo las orejas. Momentáneamente se calmo, pero después mandaba a los conscriptos que le lustraran las botas, pero nadie se las lustraba, los conscriptos preferían pagar el castigo por no hacerlo, que tener que obedecer a un oficial vengativo y abusador.
Por las tardes, de 3-5, había clases de historia militar. A las 6 pm era la cena. Luego de la cena habia tiempo libre, aunque se utilizaba normalmente para el aseo personal. Los fines de semana, la mayoría de los conscriptos se iban a sus casas con su uniforme militar, la presentación personal era bien supervisada por el oficial de guardia, quien ordenaba: acomodese la chaqueta; peinese; lustre bien las botas. Los conscriptos debían retornar al cuartel, el lunes siguiente a las 7 am. Algunos se quedaban por motivos personales o porque sus casas quedaban lejos.
Los que se quedaban los fines de semana, que eran los de la guardia y los conscriptos que quisieran quedarse, también tenían sus compensaciones; en una ocasión, durante la guardia en horas nocturnas aparecieron 6 mujeres alegres, supuestamente amigas del comandante de guardia, sus intenciones eran disfrutar con los uniformados, el sábado por la noche. Después que las pasaron al interior del comando, e presentaron de nombre a los conscriptos de guardia: Lucy, María, Ester, Ximena. Rosa y Lorenza. De enfriador, sacaron una caja de cerveza, todo el grupo se puso a beber, luego le subieron el volumen al radio y se pusieron a bailar. Al rato, las parejas pasaban al dormitorio de la guardia, donde las amigas se encargaban de bajarles la testosterona a los conscriptos.
Entre los que se quedaban estaban Ignacio y René. Los fines de semana como la mayoría del personal se había retirado a sus casas, los amigos, prácticamente quedaban libres para hacer lo que les viniera en ganas, a menos que alguien de grado superior les solicitara algún servicio. Los sábados por la mañana, teniendo conocimiento que las dos escuelas estaban comunicadas, Ignacio y René se dirigían a la Escuela de Caballería y se quedaban observando las mujeres que llegaban a las prácticas de montar y a las de equitación. En algunas oportunidades, llegaban algunas que no habían montado a caballo y los conscriptos las ayudaban a montarse. En la cancha de equitación ayudaban a ordenar las vallas caídas al paso de los saltos de equitación.
Los sábados por la tarde, los amigos Ignacio y René, iban al casino de suboficiales de la Escuela de Mecanizados, allí hablaban con el cocinero, ofreciendo limpiarle los fondos (ollas grandes). El cocinero como estaba solo y para él, siempre era un esfuerzo adicional, les dijo: límpienme estos 2 fondos y yo les doy algo de comida. En ½ hora, estaban listos los fondos y en una mesa cercana habían dos bondadosos platos de bisteak con arroz, huevo frito, papas doradas y cebolla y dos refrescos que los conscriptos disfrutaron con placer. Sin duda, esta comida era un manjar, comparada con el puchero que daban en el comedor de los conscriptos, que consistía en picar y lanzar al fondo, trozos de: repollo, zapallo, zanahoria, cebolla, papas y remolacha; sal y agua a criterio del cocinero, a las 3 horas, estaban los conscriptos cuchareando, una sopa rustica con presas de verdura, ya que no había otra alternativa.
Si alguno se enfermaba o se hacia una herida, lo mandaban a la enfermería. Allí con la experiencia del enfermero, las soluciones eran rápidas, según la dificultad del momento; en el caso de una herida se utilizaban: algodón, alcohol, mertiolate, curitas y cinta plástica. Para el dolor de cabeza, lo más común era una tableta de aspirina. Para la diarrea bastaba con una capsula de entero vioformo. Para una torcedura se utilizaba una crema anestésica y vendas; y hasta una inyección con algún antibiótico, si el caso lo ameritaba.
También existía un calabozo, aunque a casi nadie lo mandaban allí; a menos que fuera una falta de
respeto contra un oficial o un caso de robo comprobado de algún material militar.
Por la calle principal al final de las dos escuelas, había una urbanización de quintas elegantes. Como la Guardia debía patrullar toda la calle, la vigilancia incluía las quintas. Ignacio y René cuando estaban aburridos se presentaban a la oficina de la guardia y ofrecían sus servicios como policía militar; los integrantes de la guardia, ya cansados por las horas nocturnas, normalmente aprobaban estos servicios, ya que les aliviaba sus tareas, solo debían ponerse el casco blanco de policía militar que los integrantes de la guardia, les proporcionaban.
Con el casco bien puesto, Ignacio y René, marchaban relajadamente durante horas por la calle principal, cuando pasaban frente a las quintas, ponían un paso más marcial. Dos muchachas que trabajaban de servicio en las quintas se reían por el cambio de paso. A la tercera pasada los reclutas las encararon diciéndoles: y Uds. de que se ríen? La respuesta de ellas fue: si vienen tranquilos patrullando, que necesidad tienen de ponerse más militares que lo que son, por más que cambien de paso, seguirán siendo los mismos. Los reclutas se rieron y después cada vez que pasaban por las quintas hablaban un poco con las muchachas, hasta hacerse amigos.
Un día las muchachas les dijeron que tenían salida los domingos, que se podrían juntar en un sitio conocido y pasar un rato juntos. Ellos dijeron que les gustaría, pero que no podían salir del cuartel, si quieren nos vemos el domingo en el jardín de la guardia, porque el domingo, es día de visita. Ya, dijeron las muchachas, iremos como a las 3 pm. El domingo a las 2.30 había dos conscriptos perfumados, peinados y con los uniformes limpios, que esperaban sentados en el jardín de la guardia. A la hora convenida, llegaron las muchachas con unos sándwiches y unos refrescos. Allí estuvieron conversando hasta las 6 de la tarde, hora en que se despidieron, hasta verse en una nueva oportunidad; ya que había sido una agradable velada.
Algunos muchachos que cumplían el servicio, solo tenían la edad reglamentaria, pero nunca habían recibido órdenes con la obligación de obedecer, no estaban acostumbrados al ejercicio físico, el cambio era tan grande respecto al régimen de sus casas, que algunos se desmayaban, otros se aislaban, otros se deprimían y estaban sujetos a la burla de los otros compañeros, en donde el apelativo más suave que les lanzaban, era que eran ?poco hombres?, además desertar era una falta grave que se penaba con cárcel.
Sin embargo había un hombre equilibrado, que aconsejaba a los muchachos desarraigados del cuartel, era el sargento Manuel; el les decía: aquí se están formando soldados útiles a la patria, Ud. aprendió a marchar, si contestaba el conscripto, Ud. aprendió a hacer los ejercicios, si contestaba nuevamente el conscripto; entonces Ud. está avanzando para ser un soldado útil, después le enseñaran a usar las armas, por ahora aguántese cuando le toque obedecer, haga el esfuerzo y cumpla, cuando sus superiores vean que ya aprendió a obedecer, no lo presionaran mas; mientras tanto Ud. estara avanzando en las siguientes etapas, y cuando termine será un soldado útil y tendrá su grado militar, puede llegar a ser ?cabo?, ?sargento?, como yo y más arriba también, hasta ?suboficial mayor?.
Así como los músicos que son asignados a un instrumento, a Ud. le asignaran un arma, con la que Ud. practicara y se convertirá en un experto en dicha arma, a Ud. le pueden asignar: un fusil, una ametralladora, un cañón .50, ser Conductor de Tanque, ser operador del cañón del tanque, ser conductor del vehículo de transporte de tropa?etc. Siga adelante y si tiene cualquier duda, aquí estamos para responderle. En efecto, uno de los conscriptos preguntó: porque el año pasado, a todos los conscriptos aspirantes los subieron de conscripto a cabo; mientras a un solo conscripto lo subieron a sub oficial mayor. La respuesta del sargento fue: debe haber demostrado ser un buen soldado. No, sus compañeros decían que el había cumplido sus tareas igual que todos; pero las malas lenguas dicen que su madre era amante de un oficial. La nueva respuesta del sargento psicólogo fue: No se queje de las Injusticias de otros; Ud. como la mayoría de aquellos compañeros, debe cumplir y ascender por sus propios meritos, sin ayuda de nadie y eso es un valor militar admirable, por lo que, debe estar orgulloso de ello.
Una de las de las actividades planificadas era la cancha de avance bajo el fuego, cuyo objetivo era perderle el miedo a las balas enemigas, cruzando un campo alambrado y con barro, cargando a cuestas el fusil, con las balas de ametralladora silbando a 30 cm del casco de los conscriptos. En ese operativo, a uno de los conscriptos, se le desprendió el casco, quedando retenido por la alambrada y como no habia condiciones para desprenderlo, lo dejo allí y siguió sin casco hasta el otro extremo. Cuando termino el operativo, fueron a buscar el casco, que no tenía nada más ni nada menos, que una perforación de bala.
Otra de las actividades planificadas era ir al campo y simular una batalla. Había que caminar mucho por las irregularidades del monte. Al llegar a un sitio boscoso, la tropa de conscriptos se dividió en dos Equipos muy numerosos, que debían luchar, uno contra el otro. Para poderse identificar, cada grupo debía establecer una contraseña de 2 palabras, que cada conscripto debía recordar. Como ejemplo el Equipo A escogió la clave ?león sentado?; el equipo B escogió la clave ?mono volador? de modo que cuando se encontraban dos compañeros del mismo grupo, si uno decía: viste un ?león?, el otro respondía como preguntando ?sentado?. Claramente eran del mismo Equipo A.
Si la respuesta era indiferente, como: no he visto ningún león, este conscripto debía estar pendiente de dar la clave de su equipo y como no la daba, era motivo para tomarlo preso; o si la respuesta era errónea, como: decir la clave del Equipo B, respondiendo ?volador? claramente era del otro Equipo y debia ser tomado preso. Si los conscriptos del Equipo B, presentaban un comportamiento parecido a los del Equipo A, o sea dando
respuestas correctas, indiferentes o erróneas; erá una contienda justa, de iguales posibilidades para ambos Equipos. Después de la explicación, los equipos se ubicaron en posiciones estratégicas, hasta que dieron la orden de iniciar la batalla, allí comenzaron a enfrentarse os Equipos, sin agresión, solo había que: detener al enemigo, amarrarle las manos y ponerlo prisionero. Finalmente, los Equipos terminaron con una cantidad semejante de prisioneros, por lo que, la batalla fue calificada como un empate.
** Rainer Pimstein: ingeniero forestal, excatedrático universitario
* Acuarela Leon Sentado - Freepix.es
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